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Medicina Social

Durante siglos el fenómeno de la enfermedad se enfrentó exclusivamente en la atención de los individuos que estaban enfermos. Se  trataba de atenderlos, contenerlos y consolarlos, y de muy poco mas, ya que las curaciones eficaces eran muy pocas, y los tratamientos que se aplicaban tendían a empeorar la evolución de la enfermedades, no a mejorarlas.
Quienes se encargaban de estos tratamientos eran los médicos, un grupo muy particular de la humanidad. Todos eran hombres, cuya edad y cuya posición social eran mas altas que las de casi todas las personas que atendían .Los médicos  manejaban un conocimiento que era avalado por sus pares y por el conjunto de la sociedad, y su omnipotencia y su arrogancia (que se observan también hoy) no se compadecía con la bajísima eficacia de sus intervenciones.
Existía una muy rudimentaria epidemiología, saber que intenta vincular a los individuos enfermos con situaciones estructurales en la sociedad o en su conciencia, las observaciones que podría haberla enriquecido no se recolectaban sistemáticamente, No existían el método experimental, la validación sobre la base de la teoría de las probabilidades, los análisis multidisciplinarios de causalidad. No se sabía cuales remedios curaban, cuales eran indiferentes, cuales hacían daño.
Con el correr de los siglos esta situación fue cambiando. Se comenzaron  a sistematizar las observaciones acerca de lo que provocaba enfermedades o que las curaba, comenzaron a aparecer algunos medicamentos eficaces (que aún hoy son una pequeña fracción de los que se venden en Argentina). A partir del siglo XIX, algunos  grandes cambios que se produjeron en los países imperiales y en quienes se habían sumado exitosamente en sus redes comerciales (como la Argentina ),  se tradujeron en redes de agua potable y cloacas domiciliarias, un menor hacinamiento, una mejor alimentación, una menor duración del trabajo asalariado y de sus riesgos (debidas muchas de estas medidas a un notable aumento en la combatividad de los explotados en cada sociedad ); y se sumó a esto la difusión de medicamentos, vacunas y procedimientos terapéuticos que servían .Estas diversas medidas se   tradujeron en una dramática reducción de la mortalidad y de las enfermedades. En este mundo de triunfadores, por ejemplo,  las epidemias de enfermedades infecciosas disminuyeron hasta casi desaparecer. En el mundo que los  países  imperiales explotaban impunemente (los "pueblos sin historia " ) se dio un fenómeno opuesto, que aun hoy se conoce muy poco, pero recordemos que la reducción de la tuberculosis en las ciudades textiles de Inglaterra durante la Revolución Industrial tenía la contrapartida de su aumento en India ,  donde las manufacturas locales - entre muchas otras redes de la sociedad- eran desmanteladas por el invasor imperial; y que China , tras dos guerras perdidas, y en nombre de la Libertad de Comercio, tuvo que aceptar la importación de opio, hecho que mejoró las finanzas de Gran Bretaña y que trajo incontables perjuicios a la  salud de la población china..
En el siglo XX, que acaba de terminar, la Esperanza de Vida de la  población mundial se casi duplicó, éxito civilizatorio, ya que casi todos estamos en favor de una mortalidad muy baja, excepto quizás en el caso de que se aplique a algunos enemigos. A comienzos del siglo XXI algunos países han llegado a tener una mortalidad infantil que es de menos de la mitad de uno por ciento anual, y una mortalidad materna casi nula, venciendo así flagelos que hasta hace muy poco, históricamente, se consideraban consustanciales con la condición humana. Estos países son en general capitalistas de tipo socialdemócrata, con un Estado regulador fuerte, siendo la excepción Cuba, que, desde el mundo  del socialismo real tiene niveles de salud corporal excelente, para irritación de los EEUU y para incomodidad de los tecnócratas en salud del resto de América Latina, que en general no se animan a hablar de esto, y mucho menos a analizar por qué pasó esto.
A comienzos de este siglo se ha vuelto cada vez mas evidente que el capitalismo salvaje, si lo dejan,  puede ganar mucho dinero con la salud, que se está pareciendo cada vez mas (en monto de gasto)  a ramas de la economía mas tradicionales, como la energía o el gasto militar; y cuya tasa de beneficio es apreciablemente mas alta que la de estas. Es lógico que así sea, ya que la salud es parte central de la longevidad y de la calidad de vida. Entonces, la estimulación por parte de los medios de la compra de las recetas capitalistas para los males de la salud humana, y una bien planificada corrupción a quienes influyen en este gasto ( profesionales, especialmente médicos; legisladores ; tecnócratas; reguladores; políticos .... ) puede garantizar la compra de las  recetas capitalistas, que invariablemente enfatizan el tratamiento y la rehabilitación de enfermedades sobre la base de herramientas cada vez mas caras, y dejan de lado la prevención , el recurso humano, la contención, lo que la ciencia ha demostrado que sirve y que además es comparativamente barato. Resulta ilustrativo que el país central mas capitalista del mundo en salud, los EEUU, está gastando la mayor suma de dinero planetaria (el 16% del PBI, con estimaciones de aumento al 25% del PBI para el año 2030) ) mientras que su mortalidad infantil aumenta, y es ahora apreciablemente superior a la de Cuba, país pobre que gasta por habitante y por año una pequeñísima fracción; y cuyo sistema de salud es el más "costobeneficioso"  del planeta. Sobre la corrupción  del capitalismo volcado a la salud casi no se habla en Argentina, ni siquiera en el ambiente académico, que presuntamente, por su independencia y  objetivo declarado de búsqueda de la verdad,  sería una fuente importante de información y de análisis. A nivel mundial, sin embargo,  las denuncias detalladas de instancias  de esta corrupción están aumentando exponencialmente.
El mejoramiento de los indicadores económicos y sociales de la Argentina de hoy es muy claro, y  quizás revela un cambio histórico de la tendencia de los últimos treinta años aunque estos indicadores siguen siendo peores que los que existían antes de   la devaluación del 2001-2002, para no hablar que son abismalmente peores que los que tenía nuestro país el año 1975, último de nuestro Estado de Bienestar. Sin embargo,  las políticas de Estado financiadas para el área salud ( a diferencia de la retórica de los discursos ) son  hoy inexistentes. Para explicar esta vergonzosa situación, recordemos que a nivel mundial la salud capitalista factura en el mundo anualmente por un monto que es varias veces superior al PBI de Argentina, y que poderosos agentes históricos (la OMC , los organismos internacionales de Crédito, muchos gobiernos de países centrales , incluyendo aquellos que son progresistas de fronteras para adentro e imperialistas en el extranjero ) pesan para que nuestras 20 muertes infantiles evitables que ocurren todos los días no se eliminen. Dentro de nuestro país, los agentes de la salud capitalista , y elementos aliados ( por ejemplo la gran mayoría de las organizaciones profesionales de los  médicos, los gerentes de muchas Obras Sociales ) configuran un poderosísimo factor de poder, y quien se enfrente con él sabe que puede ser destrozado en el intento
¿Cual es el papel del Trabajo Social en todo esto? Entendemos que la materia prima de Trabajo Social es la cuestión social. Entendida esta no solo como la desigualdad entre pobres y ricos, ni tampoco como "situación social problema", reducidas a problemáticas  individuales, sino en qué es lo que produce la desigualdad en un contexto de acumulación de capital. Para trabajo social, lo que acontece en salud es una expresión de la cuestión social que provoca la necesidad de intervenir, accionar sobre ella. Conocer sobre ella para producir procesos de transformación. Por un lado, entender las características particulares que adquiere en nuestra sociedad y al mismo tiempo comprender como condicionan a los sujetos sociales que en sus vidas cotidianas.   
Se puede afirmar que para la disciplina, articular la profesión y la realidad es uno de sus principales desafíos,  la cuestión social  es parte constitutiva del trabajo profesional.
Disciplina nueva cuya  solidez académica combina tres dimensiones básicas: teórico- metodológico, ético- político y lo técnico operativo; la selección psicológica que hace que algunas personas estudien Trabajo Social ( "reparar los daños que la sociedad origina"), y el aumento notable en los últimos años de quienes lo ejercen. Estamos hablando de aproximadamente 22.000 trabajadores sociales matriculados en Argentina, de los cuales el 50% reside en la provincia de Buenos Aires. Por otra parte el sector salud  históricamente ha sido un  empleador y formador de posgrado de trabajadores sociales, donde la mano de obra intensiva es insustituible.
Desde otra perspectiva, frecuentemente para las instituciones y equipos de salud (muy especialmente para los médicos más "permeables" y otros trabajadores de la salud cercanos a ese modelo)   lo social se presenta como lo caótico, lo inasible, lo imprevisto, lo que interpela, indigna, incomoda y confronta  desvaneciendo saberes previos. El saber médico no alcanza. Es bueno que haya buenos médicos, pero no alcanza para producir salud.  Hoy pensar  la salud en términos donde la dimensión social  en toda su complejidad no esté contemplada (o se la disfrace e ignore con tecnicismos), es producir daño, iatrogenia institucional.
Trabajo Social posee un bagaje  para traducir a otros (disciplinas, instituciones, programas, niveles de decisión, etc)  lo caótico, dotarlo de sentido y favorecer procesos de cambio. Tanto en el nivel microsocial como "macro", en el diseño y aplicación de políticas de salud. Y en esto tiene una potencialidad como pocas disciplinas. Aquí, entendemos su principal fortaleza y fuente de desafíos.  
El espacio electrónico que ahora abre la asignatura "Medicina Social" de la Fac de TS de la UNLP espera contribuir a esto.
En lo posible, trataremos, desde este espacio y desde otros, para ayudar  a cambiar la correlación de fuerzas política que hoy permite que suceda esto, para que nuestros desposeídos (que mueren, se enferman, se desnutren, se desdentan en silencio) tengan la salud que su condición humana exige.